nuevo bebé
shale. por poco pierdo lo que tenía, lo conseguido. por poco des-gano la lucha contra la solemnidad. casi dejo de escribir tan sólo porque tengo una vida semi opaca. estuve buscándome quehaceres entre lo que entro a la escuela. no hablemos de la escuela, porque todavía no estoy tan dentro.
la escuela no es una escuela. la escuela no es algo intangible de lo que una se puede enamorar como si fuera una persona. la escuela no tiene cualidades de persona. solo es un recinto que huele a patas y se aprende mucho.
bueno, pues por fin. ayer fui por el barón rampante. me costó tanto como dar a luz a un nuevemesino (tal como lo puse en la dedicatoria). duele por la escasez de fondos, pero era necesario (comeré caldo y atún el resto de la quincena, pero mi mente estará sufientemente vitaminada) porque un bebé nace cuando tiene que hacerlo y trae un millón de alegrías. lo bueno es que mi libro no se va a hacer caca, ni me va a despertar a medianoche... a no ser que sea que esté soñando una idea demasiado brillante, cuyo fulgor me despierte y me haga escribir.
como toda depresión postparto, al comprarlo me arrepentí un poco.
quizá yo lo idealicé demasiado.
quizá no sea una buena lectora para él.
quizá no lo comprenda, quizá si lo hice a mis dieciocho/diecisiete será porque no tenía complejo de peter pan, sino que simplemente era una persona muy joven.
quizá la madurez le haya quitado la magia al relato.
quizá los ojos miopes de antes no sean los sanos de hoy.
quizá no me renueve cuando termine de leerlo.
quizá ya no me parezca novela color verde para el verano, que respire yo y solo huela a delicioso libro...
pero como buena madre -digo, lectora- lo desenvolví con cuidado -con el mismo con el que se envuelve un cuerpecito fragil y nuevo- le puse su separador de libros -como si le hubiera puesto calcetitas en sus manos para que no se rasguñe- y comencé a leer la introducción -como si estuviera atendiendo las instrucciones del pediatra acerca de lactancia- dándome cuenta de ciertas cosas...
que sí estoy hecha para él. que pude comprenderlo, que recuerdo algunos detalles y que me evoca las mismas imágenes en mi mente. que no fui una necia al leerlo a los diecisiecho, donde entendía la lectura siguiendo los dibujos que se me hacían en la cabeza (como otras veces con otros libros). que comienzo a leer amarillo limón en los primeros capítulos...
cuántas alegrías dan los hijos, que no?
ahora que releo para checar sintaxis, me quedé en el segundo párrafo. tal vez parezca que estoy hablando de la escuela de teatro, pero sólo quiero dejar en claro que no es para nada padre de tan hermoso vástago letrudo que yo tengo, fue como un año antes, eh... para que no se molesten en sacar cuentas... porque si de cuentas se trata, y analizando algunos parecidos que sacó "el nene" podría pensar que el padre es uno o quizá sea otro.
eso sí quién sabe. para lo que importa. los libros no necesitan papás.
los bebés sí.
la escuela no es una escuela. la escuela no es algo intangible de lo que una se puede enamorar como si fuera una persona. la escuela no tiene cualidades de persona. solo es un recinto que huele a patas y se aprende mucho.
bueno, pues por fin. ayer fui por el barón rampante. me costó tanto como dar a luz a un nuevemesino (tal como lo puse en la dedicatoria). duele por la escasez de fondos, pero era necesario (comeré caldo y atún el resto de la quincena, pero mi mente estará sufientemente vitaminada) porque un bebé nace cuando tiene que hacerlo y trae un millón de alegrías. lo bueno es que mi libro no se va a hacer caca, ni me va a despertar a medianoche... a no ser que sea que esté soñando una idea demasiado brillante, cuyo fulgor me despierte y me haga escribir.
como toda depresión postparto, al comprarlo me arrepentí un poco.
quizá yo lo idealicé demasiado.
quizá no sea una buena lectora para él.
quizá no lo comprenda, quizá si lo hice a mis dieciocho/diecisiete será porque no tenía complejo de peter pan, sino que simplemente era una persona muy joven.
quizá la madurez le haya quitado la magia al relato.
quizá los ojos miopes de antes no sean los sanos de hoy.
quizá no me renueve cuando termine de leerlo.
quizá ya no me parezca novela color verde para el verano, que respire yo y solo huela a delicioso libro...
pero como buena madre -digo, lectora- lo desenvolví con cuidado -con el mismo con el que se envuelve un cuerpecito fragil y nuevo- le puse su separador de libros -como si le hubiera puesto calcetitas en sus manos para que no se rasguñe- y comencé a leer la introducción -como si estuviera atendiendo las instrucciones del pediatra acerca de lactancia- dándome cuenta de ciertas cosas...
que sí estoy hecha para él. que pude comprenderlo, que recuerdo algunos detalles y que me evoca las mismas imágenes en mi mente. que no fui una necia al leerlo a los diecisiecho, donde entendía la lectura siguiendo los dibujos que se me hacían en la cabeza (como otras veces con otros libros). que comienzo a leer amarillo limón en los primeros capítulos...
cuántas alegrías dan los hijos, que no?
ahora que releo para checar sintaxis, me quedé en el segundo párrafo. tal vez parezca que estoy hablando de la escuela de teatro, pero sólo quiero dejar en claro que no es para nada padre de tan hermoso vástago letrudo que yo tengo, fue como un año antes, eh... para que no se molesten en sacar cuentas... porque si de cuentas se trata, y analizando algunos parecidos que sacó "el nene" podría pensar que el padre es uno o quizá sea otro.
eso sí quién sabe. para lo que importa. los libros no necesitan papás.
los bebés sí.
Etiquetas: crónicas glamorosas, principiteando
4 Comments:
At 3/5/06 11:24, Kluzter Benavides said…
Whooaaa... espero que no me alcances... voy en el chap 13...
de 30.
3!
Yo soy un 3 verde.
Cosimo se ha despedido de Gian dei Brughi.
Yo me despediré, no quiero quedarme sin final inescribible. Vaya que no escribí mi anterior aventura, pero la primera me dió un encuentro histórico y delicioso. Esta tercera vencida debe dejarme algo más que una insulsa fijación por leer.
EN fin... felicidades por el nuevo bebé, no resiento la invitación a shower pero seguro le hacemos uno postnatalicio.
At 3/5/06 22:18, Anónimo said…
Hola Myriam...
algunas veces me ha pasado, que cuando releo, no es lo mismo que en la primera lectura, sobre todo aquellos libros que devoro. Pero otras veces si, leo y releo. Aunque sinceramente es bien raro el libro que he leido mas de 3 veces completos. Nada mas las partes que me gustan, de igual manera con las películas.
Y sí, también se lo que duele comprar libros con los fondos propios (por eso no me entretengo mucho en la feria del libro)
Bueno a blogear! me dio gusto chatear contigo hoy y que te la hayas pasado bien en tu diserción cinematográfica. Yo me cene una lata de atún.
At 3/5/06 22:57, Anónimo said…
Felicidades esposa...
Creo que ese bebé no es mío, pero aún así estoy contenta de que estés llenas de expectativas.
El profesor de Seminarios dijo que hacer una tesis es igualito que tener un bebé, piensas su nombre, sus detalles, luego hay una gran fiesta para festejarlo...
Y ya después toma sus propios caminos.
Yo aún no estoy lista para ser madre, pero ahora que tú has emprendido la aventura no puedo darte más que mi bendición y dejarte estas palabras de Gibran Jalil Gibran: "Los hijos son flechas al viento y los padres el arquero que tensa el arco"
D.
At 4/5/06 11:13, Chinísima said…
Jajaja... ¿apoco la escuela huele a patas? tanto tiempo de estudiante y jamás me percaté de eso, en fin...
Te felicito por tu hijo, que se ve que lo quieres mucho y que fue toda una experiencia parirlo.
Muy buena idea, quizás un "hijo-libro" es lo que yo necesito.
Saludos!!!
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