memorias dieciseisañeras en cuerpo veinteañero

yadda yadda yadda...

jueves, marzo 27, 2008

el arcoiris en mis riñones


no ha pasado… bueno, ahorita que hago cuenta ya va una semana que estreno mi nuevo tambor, mi nueva bicicleta que se supone que me devolverá al mundo de los cibernautas, pero sigo siendo igual de perezosa y me cuesta mucho adaptarme a las nuevas tecnologías. como quiere que quiera la cosa, no me he dado mucho tiempo porque he tenido jornadas de burro donde no he tratado con ningún candidato de verdad y me la he pasado del tingo al tango en todos los edificios de mi trabajo. la mostra no ha tenido demasiado tiempo para molestarme o atormentarme, sin embargo continúo teniendo pesadillas donde ella se come las cabezas de mis compañeras, o donde nos rifan unos dormitorios y el mejor premio es un cuarto lila con ella adentro… con sus dientes filosos, con sus gritos… ay no, qué horror. es como cuando de chiquita tenía el sueño recurrente de los perros salvajes que conseguía mi abuela que me mantenían atrapada en mi casa y no tenía libertad siquiera para ver por la ventana. físicamente no me da miedo siempre, y la vdd me da pena que, estando tan grande, tenga miedo por un ser humano…

cuando estoy con ella, puedo sacar las cosas adelante casi sin ningun problema o sospecha. me mantengo lo más hermética posible porque ella es como un tiburón de información que te dice qué hacer con tu vida, aún cuando tengas ya bastante más kilometraje. una vez que recibo una actualización en mis labores que pueda resultar atractiva por tal o cual razón, es casi sabido que ella llegará para atacarme, para morder, para arrebatar. me recuerda mucho al cabo lankes, el compañero de viaje en los momentos de gloria de oscar matzerath… bueno, en español, me refiero a que es una persona muy gandalla y muy picuda. en fin, esta mostra me da tanta “cosa” que la sueño o la imagino con sus dientes filosos. normalmente sonríe y se porta cual profesional debe hacerlo, pero a veces si me ha dado algún manacillo y no se diga de los desplantes en público. en fin, ahora que la escribo, parece que estoy describiendo un cachorrillo cualquiera. espero verla con mejores ojos.

como sea que sean las cosas. me aquejó un dolor feo esta semana. pensé que era el segundo strike de las piedras de riñón, pero no. me volví a salvar. como quiera, me dieron unas pastillas que colorearon mi pipí a naranja fosforescente y me sentí un poco triste al no tener con quién compartir semejante marranada. en fin, a veces así son las cosas y los amigos se encamprinchan y es cuando sabes que ya es tiempo de emigrar o permanecer impasible para cuando la cosa se ponga más gélida aún. se supone que he terminado por acostumbrarme, pero aún cuesta algo. esto me enseñó lo de aquel poema favorito que dice “no hay lugar al que yo vaya o al que yo quiera donde no estés tú”… o algo así, quizá lo estoy parafraseando, pero me he dado cuenta que esta vida de clóset a veces me absorbe mucho y quizá sea tiempo ya de admitir algunas cosas otra vez, como lo hice hace dos otoños.

supongo que ahora soy diferente por mi upgrade de estabilidad y mucha más paciencia. quién sabe como quiera. he querido tener bebés y los he postegrado y eso no ha cambiado o afectado mi vida sobremanera, ya que sigue el mismo curso de siempre. en fin, veo cosas buenas como quiera.

las cosas semichistosas que he aprendido es que ya no me voy a preocupar por la inge chiqui… o bueno, que más bien nunca le atino a preocuparme por las cosas adecuadas porque durante la semana, la ing. estuvo haciendo reparaciones del hogar y se lastimó un poco. estuvo jorobando un poco con un dolor que –malamente- tomé a la ligera. días más tarde, porque nosotras nunca nos atendemos cuando deberíamos, que fue al hospital porque no podía más con el dolor, se enteró que se quebró dos costillas. zaz. no ps ya me voy a empezar a preocupar, cual hija pródiga y malagradecida debe hacerlo. total que vendo mi boleto para café tacvba, trato de preocuparme por ella y así. total que se pone de pata de perro el viernes en la noche y no logro encontrarla en ninguna parte. ¿a dónde van las ingenieras chiquitas y lisiadas los viernes por la noche? merodée los lugares que frecuenta sin rastro alguno, dejé de intentar el celular, le hablé a sus amigas y nada. mugre marthuki. colgué mi abrigo preocupón en la percha y me salgo a cenar. y que me marca muy quitada de la pena, haciéndose la que todo el tiempo estuvo ahí en la casa. pero bueno, estuvo bien que regresara bien. espero saber preocuparme mejor para la próxima vez.

estoy enojada porque en la calle siempre veo el anuncio de un restaurante que anuncia a un chef, supongo, que pone su cocina a nuestras órdenes para probarlo. supongo que a precios irrisorios, como el bodegón de cebollas, si no, para qué andan anunciando a un juan lizárraga tan poco googleable. total que pinche poster feo que veo todos los días, ya van dos veces que lo he soñado y sigo sin saber quién es ese mono. sueño que voy y pregunto por él y nunca le puedo ver la cara. grrr. de puro coraje, voy a ir a comer a la anacua y voy a pedir unos camarones envueltos en tocino.

espero que el hada del ajenjo me visite más seguido para seguir divagando ahora que ya tengo bicicleta.





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1 Comments:

  • At 31/3/08 17:29, Blogger Kluzter Benavides said…

    dale... que paique lo de los colores... yo un día logré formar una =)
    así dos barritas y una curva... una perfecta happy face con....
    bueh... dejémoslo en que tmb fue una marranada y aunque simpática... no le tomé foto... pero (creepy-escamente) tengo testigos de que tal proeza es verdadera :P

    A veces me imagino que la ing. tiene mi edad y por el apodo... la invitaría a salir... recuerdo que me sentí desilusiona'o cuando supe que por su edad ¡podría ser mi madre!

    awww...

    oqjfveq

     

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