maniquí viviente chihuahueño

aloha. hoy estoy en chihuahua, para ser exacta, en cd. juárez. por lo visto, según güederchanel, las temperaturas oscilan entre 6° y 31° y ahora que traje una maleta enorme eché dos chamarras de esquimal por si las dudas. honestamente, creo que esta entidad no es lo mío. tiene cierto aire de muerte que me inspira mucho miedo y la mayoría de las casa que he visto son medio bonitas pero están roidas por un tiempo que no conozco y del que no sé nada.

el aire corre frío y dulzón. de ese olor que te recuerda a esos dulces regionales que aborreces cuando eres niña y estás de vacaciones en semana santa en el rancho, cuando te obligan a saludar a la tía vetusta que no está en este mundo ni en el otro. quizá traigo el mood y la náusea porque ando leyendo las intermitencias de la muerte, de josé saramago... además de que traigo el malestar de que en la tarde nos perdimos tratando de encontrar unas estaciones de radio (para la primera rueda de prensa donde no la cagué jaja) y me platicaron una leyenda urbana local...

resulta que una señora que era dueña de una tienda de vestidos de cóctel, tenía una hija en edad de merecer que falleció y mandó disecar para que siga siendo su musa y más silente fan trabajando desde el más allá como un maniquí tétrico. me pregunto cómo se verán sus ojos y cómo habrán conservado su piel. dicen que las uñas y el pelo todavía le crecen.

también me han dicho que me cuide de ir a antros porque por todo te la pueden hacer de pedo y matar... o al menos secuestrarcito si te niegas a bailar con él. muerte, muerte y más muerte.

sin embargo, el hotel y la logística me han hecho sentir muy a gusto. los vivos son muy buenos anfitriones.