la historia de cuando me perdieron en la catafixia

pareciera ser que estudiar teatro fuera un defecto. qué más da. lo acepto y me quiero. a mi nariz también. anoche descubrí que he templado mi carácter sobremanera al no hacer pataleta ante un chafo “no eres tú, soy yo”. ppfffsss. no dormí bien en la noche, soñé con la torre de babel y el trabajo. estábamos haciendo un levantamiento topográfico ahí. soñé con unas sandalias “de cochinito” color blanco con medias color natural. muy ochenteras, pero yo no las calzaba.

en fin, tomo tranquilo como todo últimamente. no sé ni cuando perdí el botoncito ese que seguramente tenía en la nuca y decía “para encabritarse, presione aquí”. siento que lo tomé muy bien o quizá muy parco. ay, ps no sé. la batalla no es mía.

sólo sé que soy una chica decente, dedicada a las pasiones moderadas del conocimiento, con fe, joven y quizá un poco singular para hablar o elaborar chistes. mis amigos dirán que soy torpe y gorda, pero unos que tienen menos issues consigo mismos dicen que soy normal. escucho más de lo que hablo y cuando llego a tener el turno para hablar, lo hago hasta por los codos y siempre de temas ligeros y poco personales… algo que entretenga a los interlocutores. ¿será que pido demasiado o termino conviviendo con gente anímicoespiritualmente floja o egoísta? yo sé que no soy la cura a los problemas del corazón, pero trato de animar a la gente… no sé. lo que sí aseguro es que se siente rete-gacho (más que super gacho) que te catafixien y te ganen -por elección- un montón de problemas ajenos (a la persona que anda eligiendo) y un trabajo que ahorita nomás no rifa.

pfffsss. shale. ni hablar. no seré yo quien dé la respuesta o ande verduleando ardidamente. tengo mi propio Abogado.