memorias dieciseisañeras en cuerpo veinteañero

yadda yadda yadda...

jueves, junio 28, 2007

elongación del tiempo libre

whoa. ya acabé la escuela de teatro. mal que bien y a tropezones. algunas materias no fueron acreditadas, pero qué más da. el teatro me ha quitado suficientes oportunidades como para reclamarle calificaciones que a veces ni pasan los maestros. jo, me despedí para siempre del sátiro. todas las cosas suceden en momentos específicos y los puedo agrupar fácilmente en mi mente y en el corazón debido a su locación geográfica. cierro ciclos con un radio de cuatro cuadras en el centro de la ciudad de monterrey. abro nuevos en la zona de lázaro cárdenas.

la cosas raras me siguen sucediendo dos veces, solo que me he puesto un poco ciega para detectarlas. paso a paso me reencuentro con amigos y viejas rutinas burguesas. hoy iré a una clase de prueba a una academia de box para que me pongan una friega y para hacer una pequeña planeación de mi tiempo libre en los próximos tres meses. confío en que todo se acomodará a la perfección.

mis ojos han quedado encandilados por las luces del proscenio improvisado. no puedo distinguir de qué color se está volviendo mi verano. por poco doy por sentado algo que anhelé desde hace tiempo, pero ya se renovó la gratitud y la pasión anda calentando motores para arrancar en un rato más. una piensa que porque la ascienden tendrá un poco más de libertades perrunas (estar siempre atada a un pequeño radio que abarca tu escritorio) pero no: la correa solamente se volvió invisible. pero por el momento no me interesa profundizar en eso porque el chiste es recuperar la enjundia laboral y no viceversa. es curioso como el año pasado tenía que inventarme amigos imaginarios en el trabajo para que me acompañaran a mis juntas del iso… ahora que no lo necesito y se desvaneció, me he dado cuenta que se me fue gran parte del color. pero creo que también se debe a las jornadas de burro que me aventé en este año (verano a verano) me dejaron la vista creativa pañosa y poco cooperativa. pero ahora, quisiera traer las flores externas a mi cabeza… compartir la plenitud y calma para traducirla en mi azotea; aunque sea usarlo de abono para que dé frutos bien colorados, bien amarillos y bien azulotes, moradotes, naranjotes y así.

la lista de libros por leer no se ha hecho larga… tengo pendientes de hace año y medio y espero que no me vuelvan a enceguecer porque son de teatro. ja! ese teatro se ha convertido de amante platónico a amante apestoso y luego se convirtió en ajenjo o mezcal adulterado que me dejó bien pasadota con una experiencia en el paladar y en la cabeza que no me permite expresarlo completamente sin balbucear y ponerme tocada otra vez.

oh, néctar jodido, que me alejaste de tantas cosas
gracias por traerme de vuelta
y tener una oportunidad de reintegrarme a la sociedad…

al cabo que cada ciudad tiene sus pulquerías escondidas por ahí.

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