memorias dieciseisañeras en cuerpo veinteañero

yadda yadda yadda...

miércoles, noviembre 26, 2008

mi deseo en tu piel


como lo pensé en esta semana. he aprendido más de hombres en el trabajo que cuando tenía que inventarme a mi amigo imaginario, gunter, en las juntas del iso. estoy acorralada entre mis fantasías del celuloide y un sueño tranquilo de tener todo lo que todos quieren. sueño que tengo hambre y no puedo comer, el corazón me late muy deprisa y se desboca. a veces estoy perdiendo el enfoque y todo porque me autoimpuse disciplinas adecuadas.

me da mucho miedo volver a perder mis cómodas y tranquilas tardes donde hago un recuento del trabajo y... bueno, no; de hecho está muy bien: he logrado discociarme de mi trabajo como hacía mucho no podía. sin embargo, extraño cual penélope a que ulises le salgan unas las como ícaro, pero su dedalesco corazón lo hace pisar en terreno seguro.

son muchos pasos a tomar, nuevos caminos a recorrer y el hambre cotidiana de piel. esta mañana no podía callar mi boca de mi necesidad y necesité varias horas para tranquilizarme. a veces dicen que la honestidad es el mejor remedio que hay, pero a veces es mucho muy peligrosa. tiemblo de solo pensarlo y patino en el mismo argumento balbuceado en "luz... público... sentarse".


pero claro, una cosa es lo que desea la piel y otro muy diferente lo que desea la mente. mi piel es fiel y añora. mi mente esta atrapada en un cuartito pequeño con paredes de peluche meciéndose en una esquina, balbuceando sandeces y emitiendo impulsos de temblor en todo el cuerpo como si fuera autista. la lógica es la que logra mantenerme en pie, como una finisimaseñora, con las cifras en la cabeza y las respuestas adecuadas. cada noche con este nuevo horario, trato de dilucidar y hacer lo que me hacía ser yo... a pasos pequeños vamos, pero le estoy haciendo el intento. todo lo que pueda con tal de no llegar a diciembre en blanco y a enero exhausta y desahuciada.




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