la indecisión de los peces piscis iscariot
ya sé que la astrología y las patrañas son uno mismo y ahora más porque plutón ya no es lo que era, como la vieja burra de la canción.
andaba yo muy feliz y tranquila alimentando a los peces de mi jefe hace unos cuantos minutos. eran como las 9:35 y noté que eran menos peces que antes. recordé que mi jefe no les ha comprado la comidita especial a todos y que se han comido entre ellos… aparte mi mala memoria selectiva no me ayuda a recordar cuántos peces perro tenía(mos) –es que yo siempre me incluyo, no puedo evitarlo-. total que, pegado a un tubo que se me hace que se llama filtro, estaba un pez dándome la espalda, muy en su papel. no es que yo me ofenda por semejante descortesía, pero estoy acostumbrada a que los acuáticos me ignoren y que me tenga recelo el fishy que vive bajo el paladar de ornato. entonces, supuse que no es que estuviera ofendido el pecesuki, sino que jamás me hablaría en toda mi vida… quizá antes las probabilidades eran pocas, pero ahora son nulas porque le di diagnóstico de finado.
saqué la red de las pompas fúnebres y lo liberé de su tormento. como se le pegó mucha comidita a la telita, lo volví a liberar para verificar que estuviera nadando boca arriba, como se estila en el mundo de los muertos. navegaba de lado, de panza, pa´tras… si, está súper fallecido. entonces, en lugar de organizarle una ceremonia a tono, me puse a jugar a los fantasmas: lo metí a la malla y perseguía a los peces vivos haciendo “uuuuuh uuuuuh te voy a jalar las aletas”. los demás habitantes estaban hasta la madre de mis babosadas y luego ya lo saqué por fin.
es tan pequeño después de todo.
uno siempre muere demasiado joven, a ojos vistas.
total, que lo eché al retrete y ví con alegría que mi jefe aún conserva el post it que le pegué hace muchos meses a su sanitario donde dice “adiós mundo cruel”. creo que se le había muerto una ranita en aquel entonces. creo que invertí demasiado tiempo en los flashbacks de mi mente, porque apenas tocó aguas turbias, el imbécil pez empezó a resucitar un poco. ¡chin cheros! no, es cosa de mi imaginación, se está burlando por haber usado su inerte cuerpo para jugar a los fantasmas del caribe –eh, tu, muchacha, triste, ven, dame, un beso, eso, ah!- no es que se esté moviendo, está siendo llevado por la corriente bañeril…
ah la madre, está moviendo las aletas…
¿y nadando de panza?
a ver a ver. ¿está vivo o muerto? ¿lo saco o lo dejo ahí? ¿qué tan puerca estará el agua en comparación con la de la pecera? ¿y si siempre sí está muerto y les echo a los peces vivos un cadáver infectado? pinche pez! ya está nadando bien. o sea, yo no tengo la culpa de que haya perecido un poco en su antiguo hábitat ¡ps ahora que le nade a la salida! ¡ pos esteeee!
huí y le apagué la luz del baño en caso de que se decida a morir para cuando llegue mi jefe a su oficina, tome agua y decida orinar y ver otro cuerpo inerte. me daría demasiada pena que estuviera haciendo orinando mientras el pez se jeringolea confundido pensando “¿y de dónde viene el chorro?”.
ay no ay no. no doy una. al menos con este pez no converso tanto, pero ayer en la tarde otro pisces iscariot ya andaba desfalleciendo por cosas que declaré la semana pasada. o sea, yo tengo mi súper plan de vida con tiempos y todo, pero eso no significa que mis plazos vayan a ser los que deban de ser. ppffss. yo solo me baso en lo que llevo de vida, para donde voy y lo que he acumulado de experiencias y expectativas.
la ingeniera chiqui dice que no estoy hecha para esas cosas femeninas convencionales,
princesa amazónica como me educó
pero a veces se muerde la lengua porque quiere nietos.
será lo que tenga que ser…
no sé si he de quedarme en un escenario, en un cuarto de edición, en una casa con grandes ventanas arrullando a patricito, viendo hacia los pastizales –buscando una mancha café entre lo rubio del trigo- o buscando a una serpiente que me regrese mi asteroide…
andaba yo muy feliz y tranquila alimentando a los peces de mi jefe hace unos cuantos minutos. eran como las 9:35 y noté que eran menos peces que antes. recordé que mi jefe no les ha comprado la comidita especial a todos y que se han comido entre ellos… aparte mi mala memoria selectiva no me ayuda a recordar cuántos peces perro tenía(mos) –es que yo siempre me incluyo, no puedo evitarlo-. total que, pegado a un tubo que se me hace que se llama filtro, estaba un pez dándome la espalda, muy en su papel. no es que yo me ofenda por semejante descortesía, pero estoy acostumbrada a que los acuáticos me ignoren y que me tenga recelo el fishy que vive bajo el paladar de ornato. entonces, supuse que no es que estuviera ofendido el pecesuki, sino que jamás me hablaría en toda mi vida… quizá antes las probabilidades eran pocas, pero ahora son nulas porque le di diagnóstico de finado.
saqué la red de las pompas fúnebres y lo liberé de su tormento. como se le pegó mucha comidita a la telita, lo volví a liberar para verificar que estuviera nadando boca arriba, como se estila en el mundo de los muertos. navegaba de lado, de panza, pa´tras… si, está súper fallecido. entonces, en lugar de organizarle una ceremonia a tono, me puse a jugar a los fantasmas: lo metí a la malla y perseguía a los peces vivos haciendo “uuuuuh uuuuuh te voy a jalar las aletas”. los demás habitantes estaban hasta la madre de mis babosadas y luego ya lo saqué por fin.
es tan pequeño después de todo.
uno siempre muere demasiado joven, a ojos vistas.
total, que lo eché al retrete y ví con alegría que mi jefe aún conserva el post it que le pegué hace muchos meses a su sanitario donde dice “adiós mundo cruel”. creo que se le había muerto una ranita en aquel entonces. creo que invertí demasiado tiempo en los flashbacks de mi mente, porque apenas tocó aguas turbias, el imbécil pez empezó a resucitar un poco. ¡chin cheros! no, es cosa de mi imaginación, se está burlando por haber usado su inerte cuerpo para jugar a los fantasmas del caribe –eh, tu, muchacha, triste, ven, dame, un beso, eso, ah!- no es que se esté moviendo, está siendo llevado por la corriente bañeril…
ah la madre, está moviendo las aletas…
¿y nadando de panza?
a ver a ver. ¿está vivo o muerto? ¿lo saco o lo dejo ahí? ¿qué tan puerca estará el agua en comparación con la de la pecera? ¿y si siempre sí está muerto y les echo a los peces vivos un cadáver infectado? pinche pez! ya está nadando bien. o sea, yo no tengo la culpa de que haya perecido un poco en su antiguo hábitat ¡ps ahora que le nade a la salida! ¡ pos esteeee!
huí y le apagué la luz del baño en caso de que se decida a morir para cuando llegue mi jefe a su oficina, tome agua y decida orinar y ver otro cuerpo inerte. me daría demasiada pena que estuviera haciendo orinando mientras el pez se jeringolea confundido pensando “¿y de dónde viene el chorro?”.
ay no ay no. no doy una. al menos con este pez no converso tanto, pero ayer en la tarde otro pisces iscariot ya andaba desfalleciendo por cosas que declaré la semana pasada. o sea, yo tengo mi súper plan de vida con tiempos y todo, pero eso no significa que mis plazos vayan a ser los que deban de ser. ppffss. yo solo me baso en lo que llevo de vida, para donde voy y lo que he acumulado de experiencias y expectativas.
la ingeniera chiqui dice que no estoy hecha para esas cosas femeninas convencionales,
princesa amazónica como me educó
pero a veces se muerde la lengua porque quiere nietos.
será lo que tenga que ser…
no sé si he de quedarme en un escenario, en un cuarto de edición, en una casa con grandes ventanas arrullando a patricito, viendo hacia los pastizales –buscando una mancha café entre lo rubio del trigo- o buscando a una serpiente que me regrese mi asteroide…
Etiquetas: cotidianeidades, crónicas glamorosas
1 Comments:
At 8/9/06 20:17, Kluzter Benavides said…
anda que eso del pez en la taza podría ser un plan estilo finding nemo...
la suciedad del agua creo que es irrelevante... digo siempre andan en el agua ellos.. seguro les molesta más que esté fría/caliente que a que esté sucia... je ne sais pas..
No sé porqué pero últimamente me están encantando las frases que dice tu madre...
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